jueves, 8 de septiembre de 2011

Si tienes un rato, podemos tomarnos un café o comernos directamente un bocata de calamares, no?

Ese día me desperté diferente, con la sensación más aguda del fin de semana,  siempre da gusto pensar que tienes dos días para descansar, pero además apetece soñar, por  lo menos en algo diferente. No podía evitarlo,  el espejo decía más de lo que habitualmente suele hablar, había un brillo diferente, muy sutil , un mueca distinta, no se.
La rutina habitual, desayuno, pasta de dientes, se hace tarde.  Las mismas canciones en el iPod, pero unas llegaban más que otras, el ritmo parecía que en ocasiones cambiaba en las versiones de siempre. La oficina siempre igual, pero yo no, había nervios, fue una espera larga, el plan original había cambiado, a mejor. Intentando siempre controlar la emoción pasaban las horas. Deseaba salir corriendo de nuevo a casa, ¿había dudas? ¡Muchas! pero ese cosquilleo que te recorre las venas de los pies a la cabeza aclaraba un poco las cosas.
El metro de vuelta a casa me desconcentraba, buscaba, sabía bien lo que buscaba, pero no estaba ahí. Las caras de pronto se hacen ilógicamente conocidas, o por lo menos eso quería procesar mi cerebro.
Llego a casa. Intento de siesta frustrada por los nervios. Un poco de TV, intento descansar, es posible que sea un noche larga. ¡No lo creo! No puede ser larga, no debe ser larga, no tiene sentido la ilusión de lo que no "debe" ser ¿por qué no debe ser? Es verdad. ¿Por qué?
Ducha, ropa ufff difícil elección. ¿estilo?  yo que se...  No tengo ni idea.  Desconozco la situación, desconozco los gustos, desconozco... todo. La tensión comenzaba a ser más fuerte, no podía darme prisa, siempre he sido puntual, pero ya estaba casi fuera de hora.  Salí corriendo, sabía que iba a llegar a tiempo, pero te mande un mensaje para justificar mi 10 min de retraso que no iba a existir.  Otra vez el metro,  cada parada servía para echar un vistazo al pelo en el reflejo de la puerta a entrar a cada nuevo anden.  Un transbordo, más escaleras, mas nervios, más expectación.  Salí de la estación,  la plaza llena de gente, llegue un poco antes como lo tenía previsto pese a mi mensaje de retraso.  Más caras desconocidas que parecían reconocerme. ¿Qué llevarías puesto?  Poco había visto tu rostro, demasiadas fotografías artísticas que no permitían verte al cien por cien. Tu me tenías mas estudiado, siempre estoy más expuesto, ¡maldito exhibicionismo el mío!
Posición estratégica para intentar ver todos los ángulos, ¿por dónde ibas a aparecer? Buscaba con desesperación,  estaba a punto de encender el segundo cigarrillo, aguante.  Sabía que te vería antes que tu a mí, esos preciosos rizos no son fáciles de esconder.  Demasiadas chicas con rizos, ¡dios! que agonía. Un minuto más. Te vi a lo lejos, tal cual te imaginaba, pero aún más guapa,  tu sonrisa como siempre, un poema. Cruzamos más que una mirada. Un largo ¡hola! nos invadió, "Por fin" y sin pantallas de por medio... Si, eras tú, no había duda eras UNA de los DOS.